█ ▌Violetta d'Rolin ▌█

Dejando a la luz, el reflejo de las pasiones, amores y desamores. Atándome a mi loca fascinación por las letras y la literatura, dejo los suspiros y las caricias sútiles, también aquí.

16 de septiembre de 2009

El final. [::.Capitulo 3 Luna Nueva.::]

 —Mi mundo no es para ti —repuso con tristeza. [...]
—¡No! ¿Esto tiene que ver con mi alma, no? —grité, furiosa, mientras las palabras explotaban dentro de mí, aunque a pesar de todo seguían sonando como una súplica—. Carlisle me habló de eso y a mí no me importa, Edward. ¡No me importa! Puedes llevarte mi alma, porque no la quiero sin ti, ¡ya es tuya!
Respiró hondo una vez más y clavó la mirada ausente en el suelo durante un buen rato. Torció levemente los labios. Cuando levantó los ojos, me parecieron diferentes, mucho más duros, como si el oro líquido se hubiese congelado y vuelto sólido.
—Bella, no quiero que me acompañes —pronunció las palabras de forma concisa y precisa sin apartar los ojos fríos de mi rostro, observándome mientras yo comprendía lo que me decía en realidad.
Hubo una pausa durante la cual repetí esas palabras en mi fuero interno varias veces, tamizándolas para encontrar la verdad oculta detrás de ellas.
¿Tú... no... me quieres? —intenté expulsar las palabras, confundida por el modo como sonaban, colocadas en ese orden.
No.
Le miré, sin comprenderle aún. Me devolvió la mirada sin remordimiento. Sus ojos brillaban como topacios, duros, claros y muy profundos. Me sentí como si cayera dentro de ellos y no pude encontrar nada, en sus honduras sin fondo, que contrarrestara la palabra que había pronunciado.
—Bien, eso cambia las cosas —me sorprendió lo tranquila y razonable que sonaba mi voz. Quizás se debía al aturdimiento. En realidad, no entendía lo que me había dicho. Seguía sin tener sentido.Miró a lo lejos, entre los árboles, cuando volvió a hablar.
En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasó la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. No soy humano —me miró de nuevo; ahora, sin duda, las facciones heladas de su rostro no eran humanas—. He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho.
—No —contesté con un hilo de voz; empezaba a tomar conciencia de lo que ocurría y la comprensión fluía como ácido por mis venas—. No lo hagas.
Se limitó a observarme durante un instante, pero pude ver en sus ojos que mis palabras habían ido demasiado lejos. Sin embargo, él también lo había hecho.
—No me convienes, Bella.
Invirtió el sentido de sus primeras palabras, y no tenía réplica para eso. Bien sabía yo que no estaba a su altura, que no le convenía.
Abrí la boca para decir algo, pero volví a cerrarla. Aguardó con paciencia. Su rostro estaba desprovisto de cualquier tipo de emoción. Lo intenté de nuevo.
—Si... es eso lo que quieres.
Se limitó a asentir una sola vez.
Se me entumeció todo el cuerpo. No notaba nada por debajo del cuello.
—Me gustaría pedirte un favor, a pesar de todo, si no es demasiado —dijo. [...]
—Lo que quieras —prometí, con la voz ligeramente más fuerte.
Sus ojos helados se derritieron mientras le miraba y el oro se convirtió una vez más en líquido fundido que se derramaba en los míos y me quemaba con una intensidad sobrecogedora.
No hagas nada desesperado o estúpido —me ordenó, ahora sin mostrarse distante—. ¿Entiendes lo que te digo?
Asentí sin fuerzas.Sus ojos se enfriaron y volvió a mostrarse distante.
—Lo haré —murmuré.
Él pareció relajarse, pero sólo un poco.
Te haré una promesa a cambio —dijo—. Te garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.
Las rodillas debieron de empezar a temblarme en ese momento porque de repente los árboles comenzaron a bambolearse. Oí el golpeteo de mi sangre más rápido de lo habitual detrás de las orejas. Su voz sonaba cada vez más lejana.Sonrió con amabilidad.
No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un auténtico colador. El tiempo cura todas las heridas.
¿Y tus recuerdos? —le pregunté. Mi voz sonó como si me hubiera atragantado, como si me estuviera asfixiando.
Bueno —apenas dudó un segundo—. Yo no olvidaré, pero los de mi clase... nos distraemos con suma facilidad. 
[...]
—Adiós, Bella —dijo entonces con la misma voz suave, llena de calma.
—¡Espera! —espeté mientras intentaba alcanzarle, deseando que mis piernas adormecidas me permitieran avanzar.Durante un momento creí que él también se acercaba, pero sus manos heladas se cerraron alrededor de mis muñecas y las inmovilizaron a mis costados. Se inclinó para acariciar ligeramente mi frente con los labios durante un segundo apenas perceptible. Se me cerraron los ojos. —Cuídate mucho —sentí su frío hálito sobre la piel.
[...]
Abrí los ojos de golpe cuando se levantó una ligera brisa artificial. Las hojas de una pequeña enredadera de arce temblaron con la tenue agitación del aire que produjo su partida. Se había ido.Le seguí, adentrándome en el corazón del bosque, con las piernas temblorosas, ignorando el hecho de que era un sinsentido. El rastro de su paso había desaparecido ipso facto. No había huellas y las hojas estaban en calma otra vez, pero seguí caminando sin pensar en nada. No podía hacer otra cosa. Debía mantenerme en movimiento, porque si dejaba de buscarle, todo habría acabado.
El amor, la vida, su sentido... todo se habría terminado.
Caminé y caminé. Perdí la noción del tiempo mientras me abría paso lentamente por la espesa maleza. Debieron de transcurrir horas, pero para mí apenas eran segundos. Era como si el tiempo se hubiera detenido, porque el bosque me parecía el mismo sin importar cuan lejos fuera. Al final, tropecé con algo, pero no supe dónde se me había trabado el pie al ser noche cerrada. Me caí y me quedé allí tendida. Rodé sobre un costado de forma que pudiera respirar y me acurruqué sobre los helechos húmedos. Allí tumbada, tuve la sensación de que el tiempo transcurría más deprisa de lo que podía percibir. No recordaba cuántas horas habían pasado desde el anochecer. ¿Siempre reinaba semejante oscuridad de noche? Lo más normal sería que algún débil rayo de luna cruzara el manto de nubes y se filtrara entre las rendijas que dejaba el dosel de árboles hasta alcanzar el suelo...
Pero no esa noche. Esa noche el cielo estaba oscuro como boca de lobo. Es posible que fuera una noche sin luna al haber un eclipse, por ser luna nueva.
Luna nueva. Temblé, aunque no tenía frío.
[...]
Alguien había pasado por la casa de Charlie para dejarle una nota que le permitiera encontrarme. Una terrible sospecha empezó a crecer en mi interior en cuanto a lo que eso significaba. Corrí hacia mi habitación, cerré la puerta de un portazo y eché el cerrojo antes de correr hacia el reproductor de CD cercano a la cama.Todo estaba exactamente igual que cuando lo dejé. Presioné la parte superior de la tapa del CD. Se accionó el pestillo y se abrió la tapa lentamente.Estaba vacío.
El álbum que Renée me había regalado estaba en el suelo al lado de la cama, justo donde lo dejé por última vez. Levanté la cubierta con la mano temblorosa.No tuve que pasar ninguna página, porque podía verlo en la primera. Las pequeñas esquinas metálicas ya no sujetaban las fotos en su sitio. La página estaba vacía salvo el texto que yo había garabateado a mano debajo de ella: «Edward Cullen, cocina de Charlie, 13 de septiembre».
No continué. Estaba segura de que había sido concienzudo.
«Será como si nunca hubiese existido», me había prometido.
Noté el suave suelo de madera en las rodillas y luego en las palmas de mis manos, y al fin, apretado contra la piel de mi mejilla. Esperaba poder desmayarme pero, para mi desgracia, no perdí la conciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente, hundiéndome con su fuerza.
Y no salí a la superficie.




•  •  •  •  •
Siento un dolor aquí, en el pecho. Me sofoca y de pronto olvido que debo guardar la paciencia para no dejar de respirar; es díficil saber que a través del camino he restado compañías en vez de sumarlas, hace unos días alguien me dijo "tienes problemas en tus relaciones personales Miros"; yo reconozco que es cosa seria, pero ahora se me complica del todo dar un paso más, tengo mucho miedo a querer. Hace justo año inició esto y hoy mismo acaba, no lloraré porque últimamente hasta la sensibilidad se me ha quitado, pero en cuanto tu recuerdo venga a sobrevolar mi cabeza, haré que todo aquello que quise ser le reste sentido a lo que realmente fui.



Y dime, de todo ésto ¿qué nos queda? Dime Daniel, será que podremos hacer como "si nada hubiera existido"? Tu mirada me evadió, tu voz huyó; lamenté haberte escuchado tan vacío, y peor no poder haber escuchado nada más que tu agradacimiento breve, muy breve.


No te preocupes, que ya lo había dicho antes, no quiero que estés a mi lado si no es tu deseo, y si ahora pretendes que todos nuestros archivos sean suprimidos, actuaré conforme a tu petición. Poco a poco, haré desaparecer los negativos de las fotografías mentales, las miradas y los recuerdos, NO HABRÁ NADA, QUE HAGA CONSTAR QUE TÚ Y YO existimos en algun tiempo o lugar juntos.


[Vuela y viaja al Sol, olvida que fuiste algo más que amor; en algún lugar te encontraré.]

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